domingo, 24 de abril de 2016

Formas y estética, ayer, hoy, y siempre




 Las compañeras de PBP, nos han lanzado un reto, encontrar en Cervantes o Shakespeare, referencias al protocolo...
Me gustaría haber tenido más tiempo, me lo hubiera releído todo, cosa que haré, hay tantos pequeños detalles que nos describen como se actuaba, y se valoraba la estética...que me he quedado en pañales...

He elegido "La Ilustre Fregona", una de las Novelas Ejemplares de Cervantes,  pero podía haber sido cualquiera, todas describen y hablan de la necesidad de comportarse de acuerdo a las circunstancias.

El protocolo, como tantas veces decimos, nos facilita el desenvolvernos con tranquilidad y confianza allá donde estemos...




 
Al igual que en nuestra época, la manera de vestir, los gestos y ademanes,  influían en la percepción de la persona, la diferencia es que hoy, muchos se empeñan en ir contra corriente, pensando que eso los convierte en más "populares", cuando en realidad, tan solo los saca de contexto...

En la época de Cervantes, la gente, ya era era consciente de que para dar buena impresión, sentirse cómodo y encontrar el hueco, había que mantener una estética, y todo dependiendo del ambiente donde se movían, es envidiable,  hoy no se tiene claro, lo mismo da estar entre los "pícaros", que con los amigos, los padres, Las Cortes, o delante del Rey...

Mantener la estética adecuada, nos abre puertas, simplemente porque nos vemos entre iguales, guardando el respeto debido, hay quien piensa que romper las normas acerca a un determinado público y, a priori, puede que hasta sea así, pero son ideas preestablecidas mal concebidas, y además espejismos, se da un valor distinto al que tiene.

Todo el mundo, se mueva en el ambiente que sea, cambia su forma de presentarse en determinados momentos, la cuestión es que algunos trasgreden las normas para llamar la atención, protestar o reivindicar algo, no siendo conscientes de que eso les aleja de su objetivo...

La imagen es importante nos pongamos como nos pongamos...no es una cuestión, de ideas políticas, ni de clases, ni de castas... 

Intentar conseguir un fin faltando al respeto no genera cercanía, ni empatía, muy al contrario....

Me gusta mucho este pasaje que habla de uno de los protagonistas que se va a vivir entre pícaros y al volver a su casa necesita prepararse para ello, comportándose y vistiendo para tal efecto:


"Estúvose allí quince días para reformar la color del rostro, sacándola de mulata a flamenca, y para trastejarse y sacarse del borrador de pícaro y ponerse en limpio de caballero.

Todo esto hizo según y como le dieron comodidad quinientos reales con que llegó a Valladolid;

y aun dellos reservó ciento para alquilar una mula y un mozo, con que se presentó a sus padres

honrado y contento. Ellos le recibieron con mucha alegría, y todos sus amigos y parientes vinieron

a darles el parabién de la buena venida del señor don Diego de Carriazo, su hijo.

Es de advertir que, en su peregrinación, don Diego mudó el nombre de Carriazo en el de Urdiales,

y con este nombre se hizo llamar de los que el suyo no sabían". 

Por más que leo no siento que existiera ese resquemor a tener que vestir de una determinada manera,  no observo resentimiento, ni disgusto...creo que eso es más propio de una época moderna que crea clichés, y estigmatiza...

Las formas nos muestran  quien era quien en la sociedad y que lugar ocupaba, es fácilmente distinguible, y muy descriptivo,





"El día siguiente, cerca de la una, entraron en la posada, con cuatro hombres de a caballo,

dos caballeros ancianos de venerables presencias, habiendo primero preguntado uno de dos mozos que a pie con ellos venían si era aquélla la posada del Sevillano; y, habiéndole respondido que sí,

se entraron todos en ella .

Apeáronse los cuatro y fueron a apear alos dos ancianos: señal por do se conoció que aquellos dos eran señores de los seis."

En esta obra, para desenvolverse como criados se visten como tales y actúan y hablan como si lo fueran,  les era más propicio y no dudan en hacerlo, adaptándose a la situación que se está viviendo.   
Cervantes lo describe con exquisitez.
Y cuando tienen que admitir quienes son, vuelven a sus auténticas identidades, es muy curioso como lo describe la pluma cervantina,

"Desta manera quedaron todos contentos, alegres y satisfechos, y la nueva de los casamientos

y de la ventura de la fregona ilustre se estendió por la ciudad;

y acudía infinita gente a ver a Costanza en el nuevo hábito, en el cual tan señora se mostraba como se ha dicho.

Vieron al mozo de la cebada, Tomás Pedro, vuelto en don Tomás de Avendaño y vestido como señor; notaron que Lope Asturiano era muy gentilhombre después que había mudado vestido y

dejado el asno y las aguaderas; pero, con todo eso, no faltaba quien, en el medio de su pompa, cuando iba por la calle, no le pidiese la cola"

(La ilustre fregona
Hacia 1810. Luis Paret y Alcázar (1746-1799)
Dibujo preparatorio para la estampa del mismo nombre grabada por Manuel Albuerne (1764-1815) hacia 1810 (BNE, Invent/33441)
Descripción: Constanza arrodillada besando la mano a su padre.)


Para finalizar incluyo este fragmento que describe como iba vestida "la ilustre fregona" y me parece una joya

"Su vestido era una saya y corpiños de paño verde, con unos ribetes del mismo paño.

Los corpiños eran bajos, pero la camisa alta, plegado el cuello,

con un cabezón labrado de seda negra, puesta una gargantillade estrellas de azabache,

sobre un pedazo de una columna de alabastro, que no era menos

blanca sugarganta;

ceñida con un cordón de San Francisco, y de una cinta pendiente, al lado derecho,

un gran manojo de llaves.

No traía chinelas, sino zapatos de dos suelas, colorados, con unas calzas que no se le parecían sino

cuanto por un perfil mostraban también ser coloradas.

Traía tranzados los cabellos con unas cintas blancas de hiladillo ; pero tan largo el tranzado, que

por las espaldas le pasaba de la cintura; el color salía de castaño y tocaba en rubio;

pero, al parecer, tan limpio, tan igual y tan peinado, que ninguno, aunque fuera de hebras de oro,

se le pudiera comparar.

Pendíanle de las orejas dos calabacillas de vidrio que parecían perlas; los mismos cabellos le

servían de garbín y de tocas."


(La ilustre fregona, en Novelas ejemplares, ed. de Harry Sieber, Madrid, Cátedra, 1980, vol. II, p. 
154) 

Cervantes siempre interesante, en lenguaje, formas, descripciones e historia, el mejor homenaje que le podíamos hacer es releerlo, maravilloso documento de una época de nuestra historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Déjame tu comentario. Gracias!